Cambio la cocaina por tu piel, me dijiste, aspirándome cada poro, consumiéndome.
Yo no te dije nada temblando, llorando, desarmándome bajo tu cuerpo que pesa menos, cada vez menos.
Pero sos persistente, como el olor a mandarina. Y a veces te aspiro yo, como una raya, sobre una cama desarmada, que nos mira juntos y nos refleja separados.
guau! cómo no me avisaron de ésto? no les perdono, eh?! les dejo un beso a caduna y las agendo che.
ResponderEliminarMartincho! Te nos adelantaste! Gracias por pasar y esperamos verte pronto con tu carpeta de poemas y algún circo invisible. Ya estás en nuestra lista de recomendados.
ResponderEliminarTanto la foto como el texto me gustan mucho, mucho.
ResponderEliminar"Pero sos persistente, como el olor a mandarina"
Es una comparativa inusual, y por ello acertada.
Las muñecas de trapos juntas, una poniéndole el brazo por delante a la otra, como cuidándola, bueno, me pueden. Mal.
Saludos a ambas dos.
Rama, gracias por tu análisis exhaustivo. Nos encanta que nos des tu opinión y esperamos tus aportes!
ResponderEliminarSaludos de ambas dos!